¿Quién no ha tomado unos mates o un café con leche acompañado de alguna factura? Estas masas forman parte de la mesa de cualquier desayuno (argentino, al menos). Sin embargo, la cotidaneidad hace que muchas veces no reparemos en el detalle de sus nombres y formas, que resultan, cuanto menos, curiosos.
No es ninguna novedad que el anarquismo está en contra de cualquier tipo de autoridad (política, policial, religiosa, etc.). Hacia finales del siglo XVIII, los panaderos conformaban un gremio liderado por anarquistas. Más allá de las grandes huelgas en pos de una jornada de trabajo en condiciones humanas y salario digno, el gremio liderado por el italiano Enrrico Malatesta no vio mejor forma de lucha que la burla y el sarcasmo volcado sobre sus "enemigos", por lo que bautizaron a las distintas masas que vendían en sus locales con denominaciones como "bolas de fraile", "suspiro de monjas", "sacramentos", "vigilantes", "cañoncitos de dulce de leche", "bombas de crema", etcétera.
Y hasta los locales tomaron nombres como "El Cañón", que nada tiene que ver con el trigo, la masa o el pan, y que no resistirían ninguna explicación (fuera de la expuesta).
Mucho después vinieron los atentados (no de manos de los panaderos, pero sí de los anarquistas), como el que sufriera el jefe de Policía Ramón Falcón. Pero sin dudas, la lucha anarquista pacífica e irónica de finales del siglo XVIII fue la que trascendió los años y, aunque cueste creerlo, se instala en nuestras mesas cada mañana.
Nada originales...
Sin embargo, la idea de los panaderos de mofarse de los enemigos no era nueva. Existen varias "leyendas" sobre por qué la medialuna tiene esa forma, y si bien varían sobre años y protagonistas, lo cierto es que todas confluyen en que fue una masa preparada especialmente para festejar la derrota del ejército turco, cuyo avance sobre Europa fue repelido en las puertas de Viena. Obviamente, la idea era comerse el símbolo que representaba a los otomanos, el que mostraban orgullosos en sus banderas y estandartes: la medialuna (del francés croissant, que en castellano significa "creciente", como la fase de la luna).
Muy interesante la perspectiva de la nota.
ResponderEliminarPotter.
Muchas gracias!
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