jueves, 4 de agosto de 2016

Río de Janeiro... capital de los Juegos Olímpicos

Vista desde la playa de Ipanema.
Durante los próximos días, Río de Janeiro será el centro de la atención mundial, aunque no por ella en sí, sino debido al desarrollo de los Juegos Olímpicos (primera vez que se llevan a cabo en América del Sur). Seguramente, poco se dirá de esta ciudad, y mucho de las disciplinas deportivas. La idea es, pues, navegar por algunos de los aspectos de la "Ciudad Maravillosa" menos mediatizados.
Y si de navegar se trata, corresponde hacerlo -para comenzar- por la Bahía de Guanabara, pues allí comienza nuestro recorrido. El primer europeo que divisó la bahía (hay que intentar desterrar el concepto de "descubrimiento", pues ya había habitantes en el continente), fue el portugués Gaspar de Lemos. Según relata la tradición, este marinero, que iba rumbo al Sur, al ver el ancho de la bahía imaginó que sería la desembocadura de un gran río. Esto sucedió el 1 de enero de 1502. Estas dos circunstancias hicieron que denominara al lugar "Río de Janeiro" (la traducción literal al castellano sería "río de enero").
Sin embargo, no fueron los portugueses los primeros europeos en habitar el lugar oficialmente, sino los franceses. Nicolas Durand Villegaignon desembarcó en la Bahía de Guanabara el 15 de noviembre de 1555, con la idea de establecer una base militar que le sirviera a Francia para controlar el comercio con las "Indias", y fundar la "Francia Antrártica". También se buscaba un lugar donde los hugonotes (protestantes calvinistas) pudieran establecerse para escapar de la persecución que sufrían por parte de los católicos. La primera base fue estableció al pie del Pan de Azúcar, y la llamaron "Henriville", en honor al rey francés. Durand Villegaignon contó con la colaboración de la tribu de los tamoios.
Postal con la vista parcial de Río en la década de 1920.
Enterados los portugueses del asentamiento francés, envían desde Salvador de Bahía (donde se habían establecido) una misión con la idea de expulsar a los invasores. El Gobernador General de Brasil solicitó a su sobrino Estácio de Sá que cumpliera la misión. El capitán portugués fundó el 1 de marzo de 1565 un fuerte al que llamó San Sebastián de Río de Janeiro, para así desde allí comandar la ofensiva. Lanzado sobre los invasores, De Sá no contó con la colaboración que recibían los franceses por parte de los tamoios, y fue derrotado en su primer intento. Poco después regresó con refuerzos de portugueses y otras tribus nativas del lugar, y luego de varias batallas logra repeler a los franceses el 20 de enero de 1567. No obstante, los más perjudicados fueron los tamoios:  "...ciento sesenta aldeas quemadas, mil casas devoradas por las llamas, campos desolados, con sus riquezas, todo pasado por el filo de la espada", describiría el padre José de Anchieta en su crónica.
Para finales del siglo XVII, San Sebastián de Río de Janeiro albergaba ya a 20.000 habitantes. Sus fuentes de ingresos más importantes eran el comercio de esclavos y la caña de azúcar, aunque también comerciaban café, arroz, etc. Sin embargo, fue el descubrimiento de oro y piedras preciosas en Minas Gerais lo que marcó un punto de inflexión para Brasil y en particular para Río, en cuyo puerto se embarcaban las piedras hacia la Metrópoli. De hecho, en 1763, Portugal traslada la capital de la colonia de Bahía a Río de Janeiro.
Hacia 1808, la familia real portuguesa se ve obligada a exiliarse debido a la invasión napoleónica. El destino elegido no fue otro que Río de Janeiro, donde se establecieron junto con una numerosa corte (se habla de miles de personas). La llegada de la familia real ayudó a que la ciudad evolucionara, pues se mejoraron los servicios públicos, se construyó la infraestructura necesaria, etc.
Río de Janeiro es la única ciudad americana en la que se coronó a un monarca europeo, pues a la muerte de la reina regente María I de Portugal, su hijo se convirtió en Juan VI.
Cuando la situación en Europa volvió a su normalidad, la Corona portuguesa regresó al viejo continente, lo cual generó cierto malestar en Brasil, pues no tenían ninguna intención de volver al estatus de "colonia". Se formaron movimientos nacionalistas que presionaron al hijo del rey para que permaneciera en Río. Pedro accedió, y fue declarado emperador. El 7 de septiembre de 1822, Pedro I independizó formalmente a Brasil de Portugal. Río de Janeiro fue bautizada como “muy leal y heroica ciudad imperial” y quedó establecida como la capital del nuevo imperio.
El 15 de noviembre de 1889, un movimiento republicano obliga a exiliarse al emperador Pedro II en Portugal, y el mariscal Deodoro da Fonseca proclama la República.
El 12 de octubre de 1931 se inaugura en Río la mayor escultura art decó de todo el mundo: el Cristo Redentor. Ubicado en el cerro del Corcovado, este monumento es símbolo inequívoco de la ciudad. Fue realizado para conmemorar el centenario de la independencia (la piedra fundamental se colocó en 1922), mide 30 metros (más 8 de pedestal) y vigila la Bahía de Guanabara desde una altura de 710 metros.
El mayor esplendor de Río de Janeiro se produjo, sin dudas, entre 1920 y 1950, cuando visitantes de todo el mundo llegaron atraídos por los lujosos hoteles y casinos. Los barrios como Ipanema y Copacabana se transformaron en parte primordial de la ciudad.
Hablar de Río de Janeiro es hablar de Carnaval. Si bien este festejo fue introducido por los portugueses, el festejo fue fusionando costumbres y ritmos, principalmente de África, y ya con el surgimiento de la samba, la festividad fue transformándose en la celebración de música, color y alegría que hoy conocemos. De hecho, fue para el carnaval de 1935 que el compositor André Filho (con arreglos de Silva Sobreira) crea una marcha muy pegadiza: "Cidade maravilhosa" (Ciudad maravillosa). Ese mismo año, Aurora Miranda graba la canción y la populariza de tal modo, que se terminaría convirtiendo en sinónimo de Río de Janeiro, Aurora Miranda y su hermana mayor, Carmen, cruzarían las fronteras, llevando el nombre de la ciudad (y cierto estereotipo) a todo el mundo. Su arribo a Hollywood fue decisivo para eso.
Y si de la Meca del Cine se trata, también podemos contar que mucho antes de que el emporio Disney creara "Rio", ya había echado mano a la ciudad cuando creó a José Carioca (Zé Carioca), una alegre cotorra amiga del Pato Donald. Este personaje aparece por primera vez en 1943 en "Saludos Amigos" y en 1944 "The Three Caballeros", en esta última junto a Aurora Miranda.
Río de Janeiro también es bossa nova. Este ritmo que fusiona la samba con el jazz tiene a sus más destacados representantes, entre otros, en las personas de  João Gilberto, Tom Jobim, Vinícius de Morães, este último autor de la mundialmente famosa "Garota de Ipanema" (muchacha de Ipanema).
Capital de un Reino, más tarde de un Imperio y luego de un País (ya no lo es más desde la década de 1960), Río de Janeiro es mucho más que la "capital del carnaval", y por algunos días la "capital de los Juegos Olímpicos"; esta ciudad posee una historia curiosa y rica que vale la pena conocer...
El Hotel Copacabana Palace fue inaugurado el 13 de agosto de 1923, y fue el primer edificio grande de la zona.