jueves, 7 de julio de 2016

¿La Casa de Tucumán en la que se firmó la Independencia en 1816 data de 1943?

Fuente: visitingargentina.com.ar
Aunque suene extraño, o temporalmente imposible, es un hecho que la “Casita de Tucumán”, en la que se firmó la Independencia de la Corona Española en 1816, fue inaugurada en 1943. Si bien en nuestro país pueden suceder (y suceden) cosas inverosímiles con demasiada frecuencia, este hecho tiene una explicación bastante normal.
En la década de 1760, se construye en Tucumán una típica casa colonial, con dos patios, distintas habitaciones, una sección para la “servidumbre”, y una huerta en el fondo. También contaba con árboles frutales y, obviamente, pozo de agua. La puerta principal estaba enmarcada por dos columnas torsas. La familia Bazán (bastante importante en la época) era la propietaria de esta casa, que estaba construida con muros de tierra apisonada; sólo el portal –que abarcaba el zaguán de la entrada y dos porterías− había sido construido con ladrillos, y revocado con barro y cal. Los techos eran de tejas sobre un entramado de caña hueca y tierra. Según informan en la página web del museo de la Casa Histórica, “este tipo de construcciones requerían un continuo trabajo de mantenimiento para que las intensas lluvias no provocaran su deterioro, lo que explica la decadencia de la casa con el correr de los años”.
En la segunda década del siglo XIX, la propietaria era Francisca Bazán, que estaba casada con el comerciante español Miguel Laguna, quienes ya hacia 1812 no la habitaban. Durante la Batalla de Tucumán, la casa fue utilizada como cuartel. En 1815, el Estado la alquiló para instalar la Aduana, las Cajas Generales y el Almacén de Guerra, y tuvo que realizar costosas obras para repararla, compensando de esta manera a los propietarios por los deterioros causados con su uso anterior.
A falta de edificios públicos adecuados, el gobierno decidió que el Congreso Constituyente que sesionaría en 1816, lo hiciera en la casa de los Laguna Bazán. Para ello, debió realizar nuevas reformas.  Además, los muros se pintaron de blanco y las puertas y ventanas de color azul para que la casa tuviera los colores de la patria. También mandó fabricar el mobiliario, candelabros y todo lo necesario para el funcionamiento del Congreso, que sesionaría entre el 24 de marzo de 1816 y febrero de 1817 (cuando se trasladaría a Buenos Aires).
El 9 de julio de 1816, dicho Congreso General declaró la Independencia de las Provincias Unidas. Pero la casa no se transformó en emblema de la independencia de manera automática.
Cuentan en el sitio “www.museocasahistorica.org.ar”, que “luego la casa continuó siendo alquilada para la imprenta del ejército. Poco después la familia volvió a ocuparla, y alquiló solamente los locales del frente. En 1839, la casa pasó a ser propiedad de Carmen −hija de Gertrudis Laguna Bazán y de Pedro Antonio de Zavalía− que se había casado con su tío, Pedro Patricio de Zavalía. Éstos la reparan de su estado ruinoso, demuelen todas las construcciones del segundo patio y construyen una nueva cocina”.
Foto de Ángel Paganelli (1869). Fuente: Museo de la Casa Histórica.
El clima de la ciudad y las características de los materiales con que estaba construida la casa provocaban un deterioro permanente. Esto, sumado a los avatares de la economía familiar de los propietarios, explica que varias décadas después la vivienda se encontrara nuevamente en ruinas. En 1869, Ángel Paganelli tomó las fotografías del primer patio de la casa y del frente en estado ruinoso, son las imágenes más antiguas que conocemos de la propiedad. Ese mismo año, se sanciona la ley que autoriza al Poder Ejecutivo Nacional a adquirir la casa y encargarse de su mantenimiento y conservación. En 1874, se escritura a nombre del Estado, y se la destina a sede del Edificio de Correos y Telégrafos Nacionales, y a Juzgado Federal, para lo cual se vuelve a reformar el edificio.
En 1904, muy deteriorada, la Casa Histórica fue demolida para dar paso a un nuevo proyecto de conservación. Sólo quedó el Salón de la Jura (protegido por un pabellón de estilo francés al que denominan “templete”). En 1941, fue declarada Monumento Histórico Nacional, y se abrió un debate sobre la posibilidad de reconstruirla.
El 24 de septiembre de 1943 (aniversario de la Batalla de Tucumán), el presidente de facto Pedro Pablo Ramírez inaugura la “Casita de Tucumán” que hoy conocemos, con el fin de que albergue el Museo de la Independencia, transformándose el nuevo espacio en monumento y símbolo.
Poco había quedado de aquel Congreso Constituyente hacia la cuarta década del siglo XX. Pocos retratos de ciertos congresales de 1816, la mesa de la jura y el sillón de la Presidencia del Congreso fueron algunos de los elementos que sobrevivieron. La sociedad tucumana y el Estado donaron objetos para darle vida al museo, por lo que la Casa fue destino de numerosos objetos de valor histórico (vajilla, armas, cuadros, mobiliario), principalmente del período post revolucionario. Cuentan que “de las más de 650 piezas que conforman el patrimonio del Museo, sólo unas 50 tienen directa vinculación con el Congreso de 1816”.
El 9 de Julio de 1947, el presidente Juan Domingo Perón anuncia en la Casa Histórica la intención de lograr la “independencia económica” a través de la cancelación de la deuda externa de la República Argentina (que lograría en 1952).
En 1976, el Gobierno de Tucumán expropió los terrenos linderos a la Casa y demolió todas las edificaciones existentes para “enaltecer la Casa de la Independencia”. En la década de 1980, se incorporó la Biblioteca Tucumana (colección de fuentes de la historia de Tucumán), origen de la Biblioteca del Museo. Luego se crearon el Archivo de Documentos, la Fototeca y el Archivo Periodístico. En 1989, se inauguró la Plaza de los Congresales en el lindero norte, y en 2004, el Patio de Artesanos en el lindero sur. Es por ello que la Casa se presenta ahora aislada de su contexto urbano, y hay que reforzar la imaginación para pensarla como una vivienda más en una de las calles de la ciudad.
Desde el 1992, cada 9 de julio la ciudad de Tucumán se realiza en la Casa el acto central de Conmemoración de la Declaración de la Independencia Nacional, con la asistencia del Presidente de la Nación, el Gobernador de Tucumán y figuras destacadas.
Vale aclarar que todas estas peripecias que atravesó el lugar físico no son más que un dato vistoso, curioso, llamativo de un espacio en el que se afianzó nuestra historia; lo importante, sin dudas, es la esencia de la Independencia, aunque a fuerza de costumbre, muchas veces ni la tenemos en cuenta.

Los firmantes del Acta de la Independencia

Presidente: Francisco Narciso de Laprida (representante por San Juan).
Vicepresidente: Mariano Boedo ( Salta).
Secretarios:
- José Mariano Serrano (Charcas).
- Juan José Paso (Buenos Aires).
- Dr. Antonio Sáenz (Buenos Aires).
- Dr. José Darragueira (Buenos Aires).
- Fray Cayetano José Rodríguez (Buenos Aires).
- Dr. Pedro Medrano (Buenos Aires).
- Dr. Esteban Agustín Gascón (Buenos Aires).
- Dr. Tomás Manuel de Anchorena (Buenos Aires).
- Dr. Manuel Antonio Acevedo (Catamarca).
- Dr. José Eusebio Colombres (Catamarca).
- Eduardo Pérez Bulnes (Córdoba).
- José Antonio Cabrera (Córdoba).
- Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera (Córdoba).
- Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante (Jujuy).
- Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros (La Rioja).
- Tomás Godoy Cruz (Mendoza).
- Dr. Juan Agustín Maza (Mendoza).
- Dr. José Ignacio de Gorriti (Salta).
- Fray Justo Santa María de Oro (San Juan).
- Pedro Francisco de Uriarte (Santiago del Estero).
- Pedro León Gallo (Santiago del Estero).
- Dr. Pedro Miguel Aráoz (Tucumán).
- Dr. José Ignacio Thames (Tucumán).
- Pedro Ignacio Rivera (Mizque).
- Dr. Mariano Sánchez de Loria (Charcas).
- Dr. José Severo Malabia (Charcas).
- Dr. José Andrés Pacheco de Melo (Chichas −incluyendo a Tarija−)

En esa sesión histórica, estuvieron ausentes cinco diputados:

+ el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido en Salta;
+ el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate;
+ el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas;
+ el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte;
+ el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.