sábado, 23 de octubre de 2010

Conocer para hacer

No se puede gobernan con éxito si no se sabe a quiénes se gobierna. Para implementar las medidas de gobierno más acertadas, es condición sine qua non conocer las necesidades que atraviesa la población.
El primer censo en Buenos Aires lo llevó a cabo el virrey Juan José de Vertiz en 1778. Hay que tener en cuenta que la ciudad no existía con las dimensiones tal como la conocemos hoy. En ese año, la ciudad contaba con 24.754 habitantes.
Casi un siglo más tarde, y luego de varios conteos en distintas ciudades del interior, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, se realizó el primer censo nacional.
Los argentinos eran por entonces 1.836.490, 71% de los cuales era analfabeto. Otros datos significativos son que el 75% de la población vivía en la pobreza, y que sólo el 5% era indígena...
A primera vista, este dato resulta llamativo, porque aún no se había llevado a cabo la campaña conocida como "conquista del desierto", que no era tan desierto si tenemos en cuenta que estaba habitado por sus pobladores originarios. Es más, creo que no se "conquista" un desierto, a lo sumo se lo "ocupa", pero ése es otro tema.
El porqué del porcentaje tan pequeño en la contabilización de los indígenas se responde cuando se explica que el censo "nacional" no tuvo en cuenta la zona de la patagonia ni la de las provincias de Formosa y Chaco, y parte de Santiago del Estero y norte de Santa Fe, territorios a los cuales se los calificó como "dominios indígenas".
Con los datos (parciales) en la mano, Sarmiento llevó a cabo su conocida política de fomento de la educación. Al finalizar su presidencia, 100.000 niños cursaban la escuela primaria.
Otro dato que resulta curioso es que sólo el 1% de la población era profesional. Si tenemos en cuenta que quienes gobernaban en aquella época eran los profesionales -según surge de las distintas biografías de los estadistas de fines del siglo XIX-, es fácil darse cuenta por qué se los denominaba "oligarquía" ("forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un grupo minoritario" -definición del Diccionario de la RAE-). Con su política educativa, Sarmiento abriría las puertas a que cuatro décadas después gran cantidad de personas (ya educadas) aspiraran a cargos electivos, la ley Sáenz Peña (voto secreto, "universal" y obligatorio haría el resto).
Sin ningún lugar a dudas, el primer censo nacional tuvo la motivación de organizar las políticas de Estado en pos del bienestar de la población y el crecimiento del país. En 1960, se implementaría la obligación censal cada diez años, tan sólo como una muestra de la evolución de la sociedad en términos cuantitativos principalmente. En 2000, la crisis económica obligó a postergar un año la realización de la muestra por falta de fondos.
El censo realizado en 2001 arrojó un total de 36.260.130 habitantes. El siguiente cuadro muestra la evolución de la población (en cantidad) en los últimos 140 años:
En pocos días se llevará a cabo el décimo censo nacional, sin duda, otra oportunidad de conocer a fondo nuestra verdadera composición social. Bien utilizados, los datos que brinda un censo son la base sobre la que se deben estructurar las políticas de Estado de cara al futuro, tal como hizo Sarmiento. El censo poblacional en sí mismo no es una medida de gobierno desde el punto de vista partidista. El político que sepa leer las estadísticas será quien pueda capitalizar esos resultados. Los habitantes tenemos la obligación de responder la encuesta; los gobernantes, de hacer algo con esos datos que les proporcionamos.

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