jueves, 2 de mayo de 2013

Sopa de dioses, todos los días...


Los usamos y repetimos hasta el cansancio todo el tiempo, y hasta tenemos nuestros preferidos, y sin embargo desconocemos su procedencia. Se trata de los nombres de los días de la semana. ¿De dónde provienen? ¿Por qué se denominan de esa manera?
Vale aclarar que la semana no tuvo siempre siete días, y que esta convención proviene de los romanos y su calendario lunar (se guiaba por los ciclos del astro de 28 días). Dicho esto, empecemos a desmenuzar cada día, para conocer el origen de sus nombres.
El domingo arrastra su nombre de la Iglesia Católica, pues proviene de dominicus dies, que significa “día de Dios”. Sin embargo, se podría decir que no se diferencia mucho de las formas antiguas, y que en los idiomas anglosajones se mantiene. Antiguamente, era el día dedicado al Sol (como deidad) y se llamaba dies solis en latín, y hemera heliou en griego. En inglés, aún hoy se llama sunday (en tanto en alemán es sonntag -sonne es sol-, y sunnundarg en noruego).
Si avanzamos en la semana, el lunes debe su nombre a la Luna, y proviene del latín lunæ dies. En griego, era hemera selenes (recordemos que Selene es el nombre de una antigua diosa lunar). En las lenguas anglosajonas, en inglés es monday (apócope de moon day); montag en alemán, y maandag en holandés. En los otros idiomas latinos, tenemos que en Italia se llama lunedi, mientras que en francés se denomina lundi.
Marte y Venus-
Continuando con nuestra semana lingüística, no caben dudas de que el martes es el día en honor al dios romano de la guerra (Marte, martis dies). En Francia, se dice mardi, mientras que en Italia es martedi. En griego, en cambio, el dios que regía las batallas era Ares, y en la península helénica martes se decía hemera areos. Ahora bien, en principio aquí se desbarataría la unión que tiene el tema de los nombres de los días entre las lenguas latinas y anglosajonas. Sin embargo, debemos decir que tuesday en el antiguo inglés era tiwesdæg, y si bien eso no nos dice mucho, Tiwes era el dios del aire para los primitivos germanos, y Tiu el dios de la guerra en pueblos más cercanos a nuestra era, también en la zona de la actual Alemania. Así llegamos al actual tuesday del inglés; tisdag del sueco, y tisdarg del noruego.
Poco a poco hemos llegado al miércoles, la jornada que homenajea al dios Mercurio (mensajero de los dioses, quien por sus sandalias aladas podía recorrer enormes distancias en poco tiempo, luego sería tomado también por el comercio), pues su nombre en latín es mercurii dies. En griego, se llamaba hemera hermou (por Hermes, el dios mensajero para los helenos). En italiano es mercoledi, mientras en que francés se dice mercredi. En los idiomas sajones, tenemos que wednesday es en inglés, y deriva de antiguo inglés wodnesdaeg (literalmente Woden’s day). Woden es un dios de las culturas protogermánicas, relacionado con el escandinavo Odín. De estas dos deidades toma el miércoles su nombre en los diferentes idiomas sajones, salvo en el alemán que trocara a mittwoch, que significa mitad de semana.
Al dios romano Júpiter le tocó en gracia el jueves. Y todos sabemos que su paralelo griego es Zeus. En el idioma heleno, pues, se nombraba a este día como hemera theo, algo así como el "día del Dios", siendo que Zeus era el supremo griego. En las correlatividades con el panteón universal, Júpiter tiene el mismo escalafón que el germano Thor. Y es de aquí que se derivan los “jueves” en los idiomas anglosajones: el actual thursday proviene del antiguo inglés ƥurresdaeg, probablemente una derivación del ƥurnesdaeg (día de Thor). Sabemos que thor es el dios del trueno, y con esto llegamos a donnerstag, que es el “día del trueno” (literalmente jueves en la lengua germana).
Y si de dioses hablamos, no podrían estar ausentes las representantes del amor… Es así que viernes deriva de Venus (dies veneris), diosa romana encargada en el tema. Afrodita tiene su parte en Grecia con el hemera Aphrodite. Por su parte, el antiguo inglés llamaba a este día frigedaeg que significaba “Frigga’s day”, en honor a una de las tres esposas de Odín (Frigg) que representa el amor, el matrimonio, la tierra cultivada, entre otras cuestiones siempre relacionadas con la fertilidad. Algunos sostienen que, en realidad, la diosa germana Freya estaría más relacionada con Venus que la mismísima Frigg, y que de ella se deriva el alemán freitag, y que de allí proviene el inglés actual friday.
Este largo recorrido de la semana culmina con el sábado, otro día complicado para hallar correlaciones directas, aunque las tenga. El español “sábado” proviene según el Diccionario de la Real Academia Española del latín biblíco sabbatum, que a su vez deriva del griego, que es tomado del hebreo Sabbat, y éste del acadio sabattum, y significa “descanso”. Probablemente porque haya sido el día en que el dios católico descansó, luego de crear al mundo (en siete días). En griego, el sábado era llamado hemera kronos, por el titán Cronos, quien fue equiparado al dios romano Saturno. En latín, el sábado era llamado (antes de la injerencia cristiana) saturnii dies. En inglés, por ejemplo, es saturday, y este vocablo proviene del inglés antiguo sæterdaeg (día de Saturno). En holandés, es zaterdag, por citar un caso más.
La semana portuguesa merece un párrafo aparte, pues a diferencia de los ejemplos que hemos visto, en este idioma sólo dejan relacionados los fines de semana (sábado y domingo), pero en los demás días optaron por denominarlos a su modo como segunda, terça, cuarta y quinta feiras, según su orden con respecto al comienzo de la semana. Y lo mismo ocurre con el griego actual donde los días de la semana son: deftéra (défteros: segundo), triti (trítos: tercero), tetárti (tétartos: cuarto), pemti (pémtos: quinto) y paraskeví (que a diferencia del portugués no proviene de sexto [éctos], sino que significa “día de la preparación”). En tanto, los del fin de semana son: sávato y kiriakí (derivado de kirios: Señor).
Esto es sólo una pequeña muestra de la extensa red que se ha ido tejiendo entre las diferentes culturas para denominar a los días de la semana. Intentar abarcar a todos los idiomas a lo largo de la historia sería imposible, al menos si buscase hacerlo sólo en siete días…

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