jueves, 29 de noviembre de 2012

90 años de reinado desde el más allá...


Tutankamón es sin lugar a dudas el faraón más conocido de la historia de Egipto, y sin embargo, su vida no fue relevante desde el punto de vista político ni tampoco en lo que hace a infraestructura de obra. Sí hay que reconocerle que fue parte de la recuperación del antiguo panteón religioso que el faraón Akenatón enterrara cuando decidió cambiar el culto a Amón por el de Atón.
Probablemente, este joven rey de Egipto no tuviera tiempo de desarrollar políticas de Estado significativas debido a su corta edad (se hizo cargo del gobierno a los 8/10 años de vida, y murió antes de los 20 años).
La razón por la que hoy en día es el faraón más reconocido cumple este mes 90 años: se trata del descubrimiento de su tumba, ocurrida el 4 de noviembre de 1922. En esa fecha, la expedición comandada por el inglés Howard Carter y financiada por Lord George Herbert, quinto conde de Carnarvon (conocido como Lord Carnarvon), cuando ya se daba por vencida, realiza un descubrimiento que abriría un nuevo camino en la historia de la egiptología y de la arqueología en general.
Dicen que fue un niño que había en la excavación el que dio cuenta de una grieta extraña en la piedra, y que a partir de ese momento, el trabajo de investigación se revitalizó, al punto de que veinte días más tarde estaban realizando el anuncio que asombraría al mundo.
Según la egiptóloga británica Joyce Tyldesley, el hallazgo tuvo gran repercusión debido a que “el mundo se recuperaba de la Gran Guerra y la devastadora epidemia de gripe que la siguió. Eso llevó a un gran interés por la religión y la vida espiritual, que de alguna manera se transfirió a Tutankamón. Al mismo tiempo fue la primera expedición que se llevó a cabo frente a los ojos de los medios de comunicación: era posible saber lo que ocurría en el Valle de los Reyes casi al mismo tiempo que se iban produciendo los hallazgos en la tumba” (diario El País, España, 2/11/12).
Más allá de esto, que es muy significativo, el descubrimiento de una tumba egipcia intacta fue lo que marcó la gran diferencia. Por alguna razón, la eterna morada del joven faraón logró pasar inadvertida para los saqueadores de tumbas que solían hacer oídos sordos a las maldiciones que se estilaba esculpir en la piedra para quienes osaran interrumpir la paz del gobernante muerto, y vaciaban los sepulcros sin ningún tipo de miramiento.
Ha pasado a la historia la frase de Carter al asomarse por primera vez a ese mundo enterrado por miles de años: “Veo cosas maravillosas”… y sin duda lo eran. La tumba contenía toda clase de objetos que habían pertenecido al joven gobernante, y todos ellos valiosos.
Y si bien el hallazgo de los tesoros completos del faraón son el principal motivo de que el nombre de Tutankamón entrara en la historia de la arqueología por la puerta grande, las mencionadas maldiciones hicieron lo propio para el mundo de la literatura y el cine, y convirtieron al rey y a toda su antigua cultura en fuente inagotable de recursos que multiplicaron su nombre hasta el infinito. Las muertes que sucedieron luego del descubrimiento de la mastaba en el Valle de los Reyes abonaron con fuerza las teorías esotéricas.
Tutankamón tuvo un corto mandato en vida, pero tal vez como premio por restablecer el culto a Amón, los dioses lo premiaron con un reinado más allá de la muerte, que ya lleva 90 años y, al parecer, no pierde vigencia.

Foto: www.historiayarqueologia.com

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