Templo de Debod, Madrid. |
La construcción fue donada a España a fines de la década de 1960, en agradecimiento por la colaboración que este país ofreció en el salvamiento de los templos y tesoros arqueológicos de la región de la baja Nubia ante la amenaza de inundación provocada por la nueva presa de Asuán (el caso más conocido es la mudanza de Abu Simbel).
El templo de Debod fue erigido por iniciativa del rey meroita Adijalamani, hacia el siglo II antes de Cristo, en la isla de Filé, en la zona fronteriza al sur de Egipto, en constante disputa con el reino de Meroé.
El primer recinto fue una capilla dedicada al culto de los dioses Amón e Isis. En ella, los relieves de las paredes son unos de los pocos lugares que documentan a este monarca. Posteriormente, otros reyes de la dinastía ptolemaica fueron ampliando el templo, hasta que en época de dominación romana llegó a su máximo tamaño. En el sexto siglo de nuestra era fue abandonado, y comenzó su largo viaje al olvido, hasta que la necesidad de construir una presa más grande en Asuán lo puso en escena nuevamente.
El rescate del Templo de Debod se llevó a cabo en 1960, fue el primero en realizarse debido a la cercanía que tenía al dique, y por ende, el más expuesto a quedar bajo las aguas contenidas del Nilo. Una vez solicitada la ayuda internacional a través de la UNESCO, muchos países colaboraron de distintas formas, pero cuatro fueron los que más recursos (no sólo monetarios) destinaron al proyecto. En agradecimiento al esfuerzo realizado, Egipto decidió donar diferentes templos para que sean exhibidos en los países beneficiados. De esta manera, España recibió el Templo de Debod; Estados Unidos el de Dendur; Holanda, el de Taffa, e Italia el de Ellesiya.
Recibido en 1970, el templo se terminó de reconstruir dos años más tarde. La labor fue bastante complicada, pues la catalogación de los bloques de piedra no siempre coincidía con los pocos planos que acompañaron al templo en su viaje hacia Europa.
Entre las quejas que se pueden leer en la web, destacan las referidas a que, en realidad, lo que donó el gobierno de Nasser fueron unas piedras, pues poco quedaba de la edificación original en el siglo XX. Si bien no deja de ser cierto, corresponde aclarar que existe en arqueología una técnica llamada "anastilosis" que consiste en la reconstrucción del patrimonio arqueológico con piedras que se encuentran derribadas en el mismo yacimiento. Si bien, vale aclararlo, no fue el caso en esta ocasión, pues los faltantes de Debod -sostienen algunos- provienen de Salamanca. Quizás el agregado menos agradable (aunque sí necesario) sea la membrana con la que se cubrió la azotea (visible desde los costados del templo) para proteger de las filtraciones por lluvias el interior de la construcción.
Dicen que el lugar elegido por las autoridades madrileñas para levantar el templo responde a la ubicación con respecto al atardecer, muy similar a la que tenía en su emplazamiento original. El detalle es que fue reconstruido donde se ubicaba el Cuartel de la Montaña, sublevado en los inicios de la Guerra Civil (julio de 1936) y escenario de una sangrienta contienda fraticida, y del cual quedaban sólo ruinas.
Ruinas que taparon ruinas... tal vez el hecho más discutido en esta historia, que no opaca (por tratarse de cosas completamente diferentes) la magia de visitar esta antigua joya, y trasladarse 2.200 años al pasado sin abandonar las comodidades de la vida moderna que ofrece Madrid.
Detalle de una de las columnas del pórtico. |
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